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martes, 24 de enero de 2017

Sin teta, sin nombre

Mención Especial
Cuarto puesto en órden de Mérito
V Concurso Osvaldo Soriano
Cuento Breve
Categoría mayores de 33
Facultad de Periodismo y Comunicación
Universidad de La Plata
2016

Lo mira dormir entre sus brazos. Todavía los pechos están hinchados a pesar de las vendas, la leche empuja y moja la polera. Piensa si darle el pecho una sola vez,  le causará algún trauma como le dijo Doña Paula.
Llama a la moza, le pide entibie la mamadera. La camarera sonríe y le pregunta cómo se llama el niño. Juana improvisa Titi. Recuerda otra vez a Doña Paula y repasa las condiciones del acuerdo: sin teta, sin nombre.
Suena el celular. Juana lo busca en el bolso pero entre tantas cosas solo tantea la ropita, pañales, el óleo calcáreo, y el teléfono sigue sonando. Cierra los ojos para concentrarse y encontrar el móvil que ya no chilla. Lo encuentra, lo saca del bolso y lo pone sobre la mesa. Es un mensaje de su madre que le pregunta si ya le han pagado.
Titi se despierta. Comienza a acunarlo. Titi llora pidiendo la leche que ella no debe darle. La moza vuelve con la mamadera. Juana prueba de la tetina, le sonríe a la moza en señal de aprobación.
La señora de al lado mira la escena. Juana evita encontrarla con la mirada, teme se dé cuenta, que se le note el temblor que empieza a sentir en los labios.
Titi chupa y chupa como si supiese de su ida. La mira pero los ojitos se le van cerrando porque se va saciando. La leche comienza a escurrirse y se duerme. Juana le saca despacio la mamadera y la boquita le queda abierta con la lengua blanquecina asomando.
Afuera llueve y es invierno. Los vidrios están empañados. Juana limpia con el codo en una parte de la ventana para ver hacia afuera.
La estación de Grand Bourg está desierta.
La señora de al lado tose y Titi se sobresalta pero enseguida reanuda el sueño.
El celular vuelve a sonar, es el mismo número. Juana aplasta con fuerza su dedo contra un botón del teléfono, apaga el sonido pero la llamada sigue ahí.
Llega alguien, parecido a la descripción que le dio Doña Paula. Tiene los zapatos lustrados, algo mojados por la lluvia, un piloto negro y un paraguas al tono en la mano derecha. Se para en el centro del barsucho y rastrea con los ojos en busca de Juana.
La reconoce y se acerca a la mesa. Se sienta, corriendo despacito la silla desvencijada para no despertar a Titi. Apoya las llaves del auto y el celular en la mesa.
La moza se acerca para levantar el pedido. Él pide un café con coñag, pero como no hay, lo acepta con una Caña Legui. Le pregunta a Juana si quiere pedir algo. Juana niega con la cabeza.
Apenas la moza se aleja, él saca del bolsillo interior del piloto unos papeles.
El sonido de un celular interrumpe el inicio de la conversación. El hombre  atiende y sostiene el aparato contra su oreja mientras no pierde la vista de los pliegos. Parece ser la esposa. Él sigue mirando fijo pero se distrae en el escote de la moza que llega con su taza, que no termina de ser gris, pero tampoco es blanca. Asiente con la cabeza varias veces. Corta y vuelve a dejar el teléfono sobre la mesa.
Vuelve a las hojas con Juana. Es fácil saber lo que no quiere dejar librado al azar, lo subraya con el dedo, clava los ojos en los de Juana. No le pregunta porque con esa mirada alcanza.
Saca  de otro bolsillo un sobre y lo desliza sobre la mesa. Juana lo cubre con la mano y lo guarda en el bolso.
La moza se acerca y él aprovecha para pagarle.
Ambos se levantan y van hacia la salida. El hombre alza a Titi bajo la llovizna, se acerca a Juana y le dice algo al oído, le da una palmada suave en la espalda y con el envión se separa.
Juana se da vuelta y comienza a caminar en sentido contrario. Se tapa la cabeza con la campera que lleva puesta. Los brazos le cuelgan raros, le duelen las axilas. Busca refugio debajo de un toldo de un kiosco.
Tiene hambre. Busca en el bolso el sobre para comprarse un pancho y una Coca. La mano encuentra la ropita, los pañales, el óleo calcáreo y el biberón.
El kiosquero mira a Juana y no sabe si la cara está empapada de lluvia o de llanto.

Corina Vanda Materazzi

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