Hay una espera amenazada por
la taza limpia esta mañana. Despuntan preguntas por el picaporte inmóvil de la
casa. El tic-tac inclemente cancela la esperanza. Las manos cruzadas imploran,
el estómago ruge, la miga de pan pequeña se vuelve magna, vulnerable emite un
último suspiro en el cobijo de la servilleta oscura que la delata.
Corina Vanda Materazzi
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