Alumbra el cigarrillo entre
sus dedos, relampaguea entre sus labios. Un plan agazapado entre los escaques, una
idea concentrada en el humo que incita al ataque. Hay sueños que compiten: el
de un peón que sueña con ser dama, una torre que
desea golpear con saña las murallas. Una mano arbitraria a las pretensiones de las piezas se alza, apremiada por
la aguja que anuncia el plazo. Los dedos sordos, sin embargo, desatienden las gafas
que muestran la mejor jugada.
Corina Vanda Materazzi
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